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viernes, 12 de octubre de 2012

ÚLTIMO CAPÍTULO: ¿Qué ha pasado todo este tiempo?

1. MALVENIDA

Reposaban las hojas. Los mirlos buscaban algo que llevarse a la boca.
Nosotros buscábamos un beso que robar de algunos labios
Tú buscabas un beso que robar de unos labios indefensos frente a la locura.
Lorenzo calentaba cada cloroplasto de tus hojas.

Cada hoja fue cumplimentada a la perfección, pero comenzaron a caer. Un suicidio colectivo. Una manada de ñus desorientados, intentado volar.
Las alas se desplegaron tarde, pero al menos se desplegaron.
La hostia ha sido mayor de lo que pensábamos.
La pena aflora. Rasga y acuña el pasaporte del futuro.
Los estridentes sonidos del pasado retumban en tu tímpano, haciéndote perder la noción de la realidad.
Como un extasiado de caviar buscas la salida en un laberinto sin luces. Ni puerta.
Un único tragaluz que te enseña el firmamento, siempre superior. Dios y Padre poderoso del presente. El presidente de un gobierno bananero. Un casero que limpia el rellano. Un meteorito que se aproxima a tu cabeza.

No tiene vuelta atrás. En un vahído, subes al cielo y te agarras de lo primero que tienes a mano, y descubres que ya estás en casa. De nuevo y por mucho tiempo.

Bienvenidos a la estrella fundida.


2. ROEDORES

Por el suelo del techo caminan moscas y murciélagos. Cuelgan lianas que en realidad son árboles. Yo también cuelgo a veces de ellas. Otras veces, sin embargo, escalo. Depende de lo lejos que esté del cielo, o de lo cerca que me encuentre del infierno. Depende de la forma en que haya decidido caminar ese día. Depende de los sueños que se me hayan roto, o de lo rotos que anden mis sueños. Depende de las causas perdidas y de los anzuelos mordidos. Depende de las pocas estrellas que aún no se hayan fundido. 


3. RESPIRA

Una carrera de sudor entra por el túnel que lleva a la habitación del silencio, donde corre el aire y no te oyes pensar.

Despiertas de un viaje en vano. Tu cara está empapada en sangre. Tu boca reposa de bilis. Oyes un crujido seguido de un chasquido. No puedes girar los ojos porque están clavados en la pared, esperando ser picados por la mosca del sueño eterno.
El enorme esqueleto portador de la guadaña quiere jugar al fútbol con tu calavera, y tú mientras tanto, sólo puedes disfrutar del espectáculo. Deseando que llegue el final, de la respiración más larga de tu vida.


4. CUANDO AFLOJE EL TEMPORAL

El viento del norte se vuelve mar a veces. El mar, por su parte, se convierte en viento. Puedo entonces caminar sobre él como si de aire se tratase. El viento, sin embargo, se convierte en oleadas que me impiden luchar contra él. Nado sin agua y camino sin suelo. Como los náufragos. Como los ahogados. Como los luchadores. 


5. LAB.

Canción desconocida de un paraje para gente selecta. Así es como lo veo yo. Un lugar repleto de gente con mirada funesta y los pies clavados en el suelo. Azotados por la luz de la ventana y mojados por la lluvia de sus pensamientos.
Correteas por un ambiente sórdido, que pudre tus entrañas. Acaricia tus pensamientos, marchitándolos y reduciéndote a escombros. No eres útil ni tan siquiera para las cañerías del piso inferior, mucho más abajo que el suelo. Te ahogas en saliva y jugos gástricos, que te pegan al suelo, te tiran del cuello y te dejan azotado por la luz de Lorenzo, que busca remedios con los que pudrirte las ideas.


6. BUSCAMOS PAZ EN REPORTAJES DE GUERRA

Los tristes moldes de las galletas rotas del dulce corazón del ave muerta.

Los peces asfixiados.
Los hombres ahogados.
Los vientos del sur.
Los mares del norte.

Las grandes cajas donde la madera guarda cartón para forjar guadañas de plastilina.

Las hojas fornidas.
El acero derretido.
El óxido nitroso.
El nitro oxidado.

Los subidones anfetamínicos de las viejas mujeres que limpian los tejados de casas derruidas.

La bolsa de hierro.
Los coches de papel.
Los vaqueros del este.
Los indios de ciudad.

Las búsquedas interminables de sueldos inalcanzables en trabajos abasurados sin salario subsidial.

El Congreso en llamas.


7. CON DE
   
Resurges de entre las cenizas, como un fénix cuando muere y renace. El humo te asume y te consume. Una bóveda de oscuridad exalta tu belleza, demacrado por el paso del tiempo. Los violines caen con el barco. Las lágrimas se hunden en el océano.
Levitas el océano, danzando, agitado por la brisa como una hoja de otoño antes de llegar al suelo. Ese instante en el que estás en armonía con el universo. Esa sensación de libertad. Por un momento eres libre y puedes volar.
Como tu fidelidad, caes al suelo como un cuchillo. Te rasgas y no te queda otra más que llorar hasta morirte. 


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