Oye, ¿te he
dicho alguna vez que te quiero? Pero no te quiero como la trucha al trucho, ni
para siempre, ni porque eres el amor de mi vida. Te quiero si tú me quieres.
No, no contestes. A veces las pequeñas cosas cambian la vida, y un te quiero de
tus labios me rompería el corazón.
Bienvenidos a la estrella fundida.
Desnúdate
poco a poco y entra, querida. No tengas miedo. No mordemos. Por ahora.