Ciudadanos sin destino. Perdidos en la multitud. Gentío. Agobios. Compras. Silencio, sobre todo silencio. Disfrutas de una ciudad devastada. El eco de tu interior te muestra el camino.
Calor. Agobio. Tráfico. Contaminación. Estrés.
Los aires deshumanizantes de ésta gran ciudad me vuelven cada día más humano.
Bienvenidos a la estrella fundida.
ACTO
SEGUNDO: Marcado por cuerdas.
Pienso
en dejarlo todo. Salir corriendo, huir. Tú hiciste lo mismo. Necesito un
tiempo, desconectar, pensar. Quiero volver a sentir la soledad.
ACTO
TERCERO: Je t'aime.
Se
cristaliza el oxígeno de mis entrañas. Oigo los ecos de ayer. Cojo la cerveza.
Le pego un gran trago. Las chispas de tu mirada inundan la habitación. Mi
estómago se convierte en una carraca que se retuerce, ahogándome. Quiere luchar
pero no encuentra motivos. Lo acaricias, apuñalando donde más me duele. Me
dices que algo con motivos para llorar me debe pasar para que me de cuenta de
que me quieres. Tú y tantos. Vacías mis venas, la sangre me ahoga, mientras te
despides dándome un beso. Un último beso. Yazgo en el suelo, rendido. Desde el
fondo, recuerdas mi mirada seis años atrás, en un aula semejante. Te miro con
mis ojos, inundados en sangre y sudor, y
a pesar de todo de mis labios sólo sale "te quiero". Como plasmado
en un cómic me quedo esperando una respuesta, pero sólo obtengo una figura
cristalina que procede de mi sangre, donde puedo leer en el francés que me enseñaste "Je t'aime".
ACTO
CUARTO: Tú lo sabes, y yo lo sé.
yo también escribí una canción de amor
mientras escupía flores por la boca
yo también supe que se me acababa el
tiempo
mientras derramaba lágrimas de cristal
yo también escupí al viento mi propia
sangre
mientras me apuñalaban por la espalda
yo también grité tu nombre entre la
gente
mientras mi corazón se hacía pedazos
ACTO
QUINTO: Vuela.
Has
volado. Has sido libre. Ve al infinito, donde te esperan tus recuerdos.
¡Malditos sean aquellos que se burlan de los justos, y algún día los justos se
vengarán! La mar está ya en calma. Las campanas repican, esperando ser oídas
por algún inútil que deba ir en su búsqueda. Tú, continúa hacia el país sin
habitantes, donde sólo se oyen las ambulancias de quienes fueron felices por un
tiempo. Aunque tú no necesites cariño para vivir, yo lo anhelo cada día,
esperando que de tus brazos salga un fulgurante abrazo. Pero te has fundido, y
vuelas... Me sonríes en la distancia.
ACTO SEXTO: Agua y aceite.
Besando el suelo cual afgano apuntado por un arma. Me tiemblan las
piernas y se cuela por mis poros un asqueroso olor a desesperación e
inmundicia. No hay nada que no haya dicho antes. No tengo ni una palabra con la
que despedirme del mundo. El viento
se entrecorta y OH, sé que este será el poema final. La furia consumida del
último aliento. Mi ángel de la guarda se enciende un último canuto mientras se
parte el culo de mí. Se desmorona el último edificio y nuestro río se desborda,
arrastrando los últimos escombros. Solo tus marcas en mi piel permanecen, ellas
me agarran de la mano y tiran de mí para separarme del suelo. El tío de la
guadaña se aleja y entonces sonrío y aprieto tu mano. Sé que estás aquí.
Conmigo. Y, joder, ¿qué quieres que te diga? Con eso me vale. Es suficiente.
ACTO SÉPTIMO: La
búsqueda.
nunca busques una razón porque
seguramente
acabarás perdiendo
la tuya
ACTO OCTAVO:
INRI.
Asistimos a tu entierro. Ya no estás
con nosotros. Los cuervos lloran tu ausencia. Espero recordarte, porque el iglú
se derrite, llorando tu falta. Ya no estás. La nieve se derrite, intentando
llegar a ti. Los féretros esperaban tu compañía. Siempre te querremos.
ACTO
NOVENO: Levántate.
nunca le beses
por nada del mundo
los pies a nadie
nunca
nunca se te ocurra
doblar su espalda
ante nadie
para nada
por nada
nunca
y si
por cualquier casual
te ves en la obligación de hacerlo
por lo menos
deja a tu orgullo
en pie
ACTO
DÉCIMO: Tejidos rotos.
Los sofás tienen estampados con estampados de sillones que tienen estampados tu final. Permanezco sentado, con el cigarro que quema los recuerdos pasados. La ceniza cae en la moqueta, oyéndose los gritos de los ahogados, que sentía antes a mi lado. Sale humo. Todo empieza a arder. Aquí sigo, esperándote, mientras el fuego me come.
Los sofás tienen estampados con estampados de sillones que tienen estampados tu final. Permanezco sentado, con el cigarro que quema los recuerdos pasados. La ceniza cae en la moqueta, oyéndose los gritos de los ahogados, que sentía antes a mi lado. Sale humo. Todo empieza a arder. Aquí sigo, esperándote, mientras el fuego me come.
ACTO
UNDÉCIMO: S.O.S.
Estimado Señor Tiempo,
No tengo ni tiempo ni ganas de
aguantarte. Sé que eres eterno, que toda mi vida para ti es solo un segundo,
que las interminables guerras y los consiguientes llantos de las mujeres viudas
son para ti solo un minuto, y que nuestro mundo, nuestro odio, nuestro amor y
nuestra muerte son para ti solo un día más de la semana, triste y solitario,
como un domingo de resaca tumbado en la cama, mirando el techo, preguntándonos
quiénes somos y si realmente mereció la pena agacharnos, para arrancar la
maleza que nos entorpecía el camino. Por eso te digo ahora que solo busco un
cuchillo afilado y un lugar donde caerme muerto. Un último beso que me destroce
el corazón, un último amor de papel, una última mirada de complicidad, y una
última luz que alumbre mi cara. Y luego solo eso: Silencio, Oscuridad y Soltura.
ACTO
DUODÉCIMO: De punta en blanco.
Zapatos
de vestir. Pantalón oscuro. Cinturón elegante. Calzoncillos con esmoquin.
Camiseta. Cazadora. Boca limpia. Sonrisa en la mirada. No dejes de observar
cómo los demás se comen el mundo mientras tú desayunas universos. Desciende tu
nuevo hogar. Madera, nada más. Descansa bajo tierra.
Adios, Estrella.
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